Devido al gran éxito logrado con el Z3 roadster y pensando en una alternativa para su evolución, en BMW decidieron crear una nueva versión con capota dura para el deportivo biplaza. Pero no podían limitarse a montar una capota rígida en un Z3 roadster. Tenía que ser algo especial. Y así nació en 1998 el Z3 Coupé.
Aunque el deportivo estuvo equipado con lo último a nivel tecnológico, su estética recuerda a los deportivos clasicos, aquellos que las marcas fabricaban con la intención de que fuesen pilotados masss que conducidos. Esa es la sensación que se nota cuando uno entra en el habitáculo del Coupé. Fiel a los principios de la firma alemana, BMW creo el coupe-deportivo de la casa, sin renunciar a los avances que ofrecia la tecnologia moderna.
Desde hacía 5 décadas BMW no había lanzado al mercado algo parecido. Siguiendo las directrices del Z3 original, se dispuso a cerrar la parte trasera al estilo de los Jaguar E-Type y de los Triumph GT6.
Equipado con un sistema de control electrónico de estabilidad y tracción denominado DSC, es prescindiendo de él cuando masss se disfruta de su conducción. No obstante, si uno pilota el cupé sobre birmes irregulares (con lluvia o nieve), el DSC se muestra como el mejor aliado en estas situaciones.
Sin embargo, si las condiciones meteorológicas son buenas y el asfalto no presenta obstáculos, este impresionante tracción trasera nos permite corregir los deslizamientos del frontal.
En el exterior su estética es algo incomprensible después de conocer el modelo roadster. Posee un estilo “break” que le otorga una personalidad de la que carecen los coupés "normales". El motor básico de este Z3 Coupé es el 2.8 de 192 CV, lo que da una idea de la deportividad del modelo.
El otro motor utilizado es el 3.2 de 321 CV que se le llamó “M Coupé”. Las prestaciones son de infarto, necesitando 5.4 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, y con una velocidad máxima limitada a 250 km/h.
Publicado por:
Emilio R. Covelo
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